Aunque se trata de una zona con poca actividad nocturna este pequeño restaurante vive, en gran medida, de la clientela hospedada en los hoteles próximos (Intercontinental, Miguel Angel, Hesperia, Emperatriz, NH Zurbano...) y que “pasa” de quemar la Visa en La Broche. La luz tenue hace que pase desapercibido el “intento” de decoración minimalista donde se mezclan sin piedad papeles pintados y se abusa de la madera negra lacada, sólo se salvan las sillas y lámparas (rollo Philippe Starck).
Luces y sombras.
Dentro de la carta merece la pena destacar los pescados y arroces, sin embargo el resto parece un relleno. Nada más abrirla llama la atención un apartado exclusivo para las conservas (berberechos, zamburiñas, mejillones...), de indudable calidad pero que no dejan de ser latas. Seguimos con distintas versiones del plato más “abusado” en los últimos años: los huevos estrellados. Terminamos con una carta de postres digna evolución de los albumes fotográficos que La Menorquina distribuye a los restaurantes chinos, sólo que ponía Mövenpick. El restaurante cuenta con una página web donde la información está algo obsoleta (menú) y se puede reservar mesa (es necesario registrarse). Quizás les vendría bien fijarse la web de Wagaboo, todo un ejemplo de sencillez y usablidad (elección de mesa!). Para evitar sorpresas desagradables recomendamos comprobar con antelación si nuestra reserva coincide con una de sus actuaciones en directo (violin, danza del vientre...), por si al lugar le faltaba barroquismo.
FichaUbicación: C/ Garcia de Paredes 94, Madrid (Metro Gregorio Marañon)
Lo mejor: ambiente íntimo y relajado
Lo peor: hilo musical de dudoso gusto, carta de postres
Recomendamos: atún rojo, arroces
Precio: €€€ / €€€€€
Puntuación: 3,5 / 5
Technorati Tags: Spain, Madrid, Restaurant
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