Las apariencias engañan...
Desde hace décadas este templo culinario con aspecto de humilde casa de comidas lleva preparando en sus fogones las recetas más ilustres de la cocina castellana y vascongada. Sus dos pequeños salones decorados con azulejos rojos y fotografías de comensales ilustres acogen a diario a una parroquia fiel a pesar de las pocas alteraciones que experimenta su carta. Su ubicación y su apariencia exterior le dan un aire de clandestinidad que sin duda contribuye a su imagen castiza.
...en todos los sentidos.
Aunque en mis últimas visitas ya había notado como se iba deteriorando la relación calidad-precio del local no ha sido hasta la más reciente (septiembre de 2008) cuando realmente me he levantado de la mesa con cara de pocos amigos. Puede que quieran seguir las directrices del gobierno británico que pretende regular las porciones de comida que se sirven para combatir la obesidad o quizás sean seguidores de John Read, un republicano de Mississipi que pretende prohibir que se sirva comida a los obesos morbidos. Si bien la calidad de los ingredientes y el servicio siguen siendo los de siempre, las raciones cada vez más se asemejan a una tapa mientras que los precios no paran de subir. Para muestra un botón: unos callos, un bacalao “bandera de España”, unos dados de solomillo, un postre, unas cervezas y un mágnum de Campillo llenaron su caja registradora (más de 200 euros) mientras que nuestros estómagos se fueron casi vacíos. Espero que recapaciten…
Ficha
Ubicación: C/ Bravo Murillo 88, Madrid (Metro Cuatro Caminos)
Lo mejor: excelente carta de vinos (para el reducido tamaño del local), ambiente castizo, preparan platos para llevar a casa
Lo peor: raciones escasas que no concuerdan con su precio, no funcionaba el aire acondicionado y el humo del tabaco creaba una atmosfera irrespirable
Recomendamos: callos, bacalao “bandera de España”, cocochas de merluza, tocino de cielo
Precio: €€€€ / €€€€€
Puntuación: 3, 5 / 5
Desde hace décadas este templo culinario con aspecto de humilde casa de comidas lleva preparando en sus fogones las recetas más ilustres de la cocina castellana y vascongada. Sus dos pequeños salones decorados con azulejos rojos y fotografías de comensales ilustres acogen a diario a una parroquia fiel a pesar de las pocas alteraciones que experimenta su carta. Su ubicación y su apariencia exterior le dan un aire de clandestinidad que sin duda contribuye a su imagen castiza.
...en todos los sentidos.
Aunque en mis últimas visitas ya había notado como se iba deteriorando la relación calidad-precio del local no ha sido hasta la más reciente (septiembre de 2008) cuando realmente me he levantado de la mesa con cara de pocos amigos. Puede que quieran seguir las directrices del gobierno británico que pretende regular las porciones de comida que se sirven para combatir la obesidad o quizás sean seguidores de John Read, un republicano de Mississipi que pretende prohibir que se sirva comida a los obesos morbidos. Si bien la calidad de los ingredientes y el servicio siguen siendo los de siempre, las raciones cada vez más se asemejan a una tapa mientras que los precios no paran de subir. Para muestra un botón: unos callos, un bacalao “bandera de España”, unos dados de solomillo, un postre, unas cervezas y un mágnum de Campillo llenaron su caja registradora (más de 200 euros) mientras que nuestros estómagos se fueron casi vacíos. Espero que recapaciten…
Ficha
Ubicación: C/ Bravo Murillo 88, Madrid (Metro Cuatro Caminos)
Lo mejor: excelente carta de vinos (para el reducido tamaño del local), ambiente castizo, preparan platos para llevar a casa
Lo peor: raciones escasas que no concuerdan con su precio, no funcionaba el aire acondicionado y el humo del tabaco creaba una atmosfera irrespirable
Recomendamos: callos, bacalao “bandera de España”, cocochas de merluza, tocino de cielo
Precio: €€€€ / €€€€€
Puntuación: 3, 5 / 5
Technorati Tags: Spain, Madrid, Restaurant
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